La comida italiana es como esos destinos a los que siempre quieres volver, sobre todo a comer, ya que es una de las gastronomías que están presentes siempre en cualquier parte del mundo.

Así que resultó una grata sorpresa descubrir que el chef Emanuele Pescador Rosi, quien durante cinco años estuvo al frente de los fogones en Quattro del JW Marriott en Santa Fe, al que mi sponsor y yo íbamos con cierta frecuencia, se acaba de hacer cargo de Séptimo Ostería que se encuentra en Altavista 154.

El concepto es el de una ostrería, es decir, menos formal que un restaurante de manteles largos, es más, aquí no los hay, pero lo que sí hay es calidad en los ingredientes que en su mayoría son traídos de Italia.

En el menú están todos esos platillos que han hecho tan popular a la cocina italiana, como las pizzas, la sopa minestrone, los mariscos fritos y la pasta pomodoro, que de paso sea dicho están muy bien logrados.

Pero ahora, el chef Pescador está depurando el menú para incluir algunas especialidades que prometen elevar el nivel gastronómico del sitio; también planea ordenar por regiones y uvas la lista de vinos y ofrecer algunas delicias de temporada, como las trufas hacia finales de año.

Además de su excelente ubicación, sobre todo para quienes vivimos en el sur de la Ciudad de México, este restaurante tiene una bonita terraza, buen servicio y excelente relación precio calidad.

Emanuele está empeñado en demostrar que con buenos productos italianos se puede dar vida a platillos excelentes que vayan más allá de una buena presentación.

Para muestra basta un botón

De entrada, probamos el carpaccio di manzo, es decir finas lajas de filete de res, servido con pistache, gajos de mandarina, arándanos, lechuga y ralladura de parmesano. La combinación daba un gusto agridulce bien balanceado con la salinidad del queso.

Continuamos con unas frituras de calamar y camarón montadas sobre otras de poro y acompañadas con salsa arrabiata, la consistencia bastante suave, pero crujiente.

Seguimos con dos platos de carbohidratos: el primero fue el risotto de espárragos, preparado con crema de balsámico y aceite de trufa blanca (bastante bueno) y el segundo fue un rigatoni amatriciana.

Estos son unos macarrones bañados de una salsa de tomate que se compone de guanciale, cachete de cerdo en español, salteado con vino blanco seco y queso pecorino hecho con leche de oveja de consistencia dura y sabor salado. Una entrada que tiene la complejidad de cada uno de los ingredientes que se complementan espectacularmente, puesto que ninguno domina al otro.

Como plato fuerte fue un filete de res Rossini, al que llegamos con cierta dificultad, ya que las viandas anteriores estaban servidas con vastedad.

Según el chef Pescador es un platillo sencillo de preparar, el secreto de esta receta está en la calidad de los ingredientes que, aunado a la suavidad del filete y a la salsa preparada con mantequilla de trufa, vino Marsala y coronado con una generosa porción de foie gras, es simplemente suculento.

Venía acompañado de polenta, que es una cocción de sémola de maíz, además de unas calabazas miniatura. La carne estaba en su punto y la combinación de sabores enaltecían todo el conjunto.

Para finalizar, nos sorprendieron con un cannolo que es un dulce típico de la región italiana de Sicilia. Consiste en una masa de harina de trigo enrollada en forma de taco relleno de una mezcla de queso ricota, vino Marsala y algunos frutos rojos. Un dulzor bien balanceado que te deja un agradable sabor de boca.

Así que, nos sentimos ampliamente complacidos por esa buena decisión de traer de vuelta al chef Emanuele Pescador a este comedero del sur de la ciudad, ya que podremos seguir degustando una buena gastronomía italiana a buen precio sin tener que ir hasta Santa Fe.

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