En el entorno laboral, la retroalimentación efectiva es básica para el desarrollo de los colaboradores y la mejora continua de la organización. Este proceso va más allá de regañar o llamar la atención, ya que no se trata sólo de criticar, sino de llevar a cabo un diálogo constructivo que promueva el crecimiento.

Incluso los equipos más eficientes necesitan retroalimentación para mantener y elevar su desempeño. El coaching ejecutivo puede ser una herramienta valiosa, ayudando a alinear las expectativas y fomentar un ambiente de colaboración.

Aquí te presento diez puntos clave para asegurar que este proceso sea beneficioso para todos:

1. – Eliminar adjetivos y evitar ofensas- la retroalimentación debe ser objetiva y respetuosa. Insultos o descripciones despectivas sólo generan un ambiente hostil. Es crucial centrarse en hechos en lugar de emitir juicios personales.

2. – Ser específico: en lugar de usar generalizaciones como “nunca cooperas”, es más efectivo mencionar hechos, por ejemplo, “el pasado martes llegaste tarde a la reunión”. Esto ayuda a clarificar los puntos de mejora sin causar confusión.

3.- Entender la diferencia entre la situación actual y la deseada: Ambas partes deben definir cuál es la brecha a cubrir, respecto al desempeño esperado. Esto facilita una conversación enfocada de manera constructiva.

4. Tener claro el pedido o solicitud: antes de dar retroalimentación, es fundamental saber con exactitud qué se quiere lograr. Definir el comportamiento o resultado que se busca.

5.- Cuidar la oportunidad: elegir el momento adecuado es importante, evitando dar retroalimentación en situaciones de estrés. Un ambiente tranquilo facilita una mejor comunicación.

6. Buscar la atención: asegurarse de que la persona está receptiva y escuchando activamente. Preguntar si es un buen momento para conversar, además de observar su lenguaje corporal.

7. Es una negociación: estar dispuesto a ceder en ciertos aspectos y mostrar flexibilidad puede facilitar la retroalimentación. Preguntar al colaborador su opinión y estar abierto a sus sugerencias.

8.- Dar casos concretos: utilizar ejemplos específicos y recientes para ilustrar los puntos de retroalimentación. Esto aleja los malentendidos y hace que la conversación sea más tangible y relevante.

9.- Asegurar la comprensión: confirmar que ambos están hablando sobre lo mismo y el mensaje ha sido entendido. Hacer preguntas y pedir repetir con sus propias palabras lo acordado.

10.- Regaños en privado y reconocimientos en público: las críticas deben hacerse en los individual para evitar humillaciones, mientras que los elogios pueden hacerse abiertos para motivar y premiar el buen desempeño.

Abordar una conversación sobre la mejora del rendimiento requiere preparación, empatía y un enfoque en la colaboración. Crear el espacio para la autorreflexión y comprender que el cambio es posible. Estos momentos difíciles también presentan oportunidades para fortalecer las relaciones, fomentando un entorno de crecimiento y desarrollo continuo.

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