Cada 10 minutos una mujer es asesinada. Únete para poner fin a la violencia vs. las mujeres.

Es el tema de este año 2024, de la campaña de la ONU con motivo del 25 de noviembre, considerado el Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer.

La violenta realidad que se vive en el país debiera dejar de ser una cotidianidad, un tema de discurso y sólo eventos políticos, para comenzar verdaderas acciones que trasciendan en la cultura de la sociedad.

Es indignante que en 2023 alrededor 51,100 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia, de acuerdo con cifras del citado organismo internacional.

En nuestro país, el Inegi emitió un comunicado con motivo de esta conmemoración, la cual destaca la violencia contra las mujeres privadas de su libertad; además de la violencia contra las adultas mayores; así como también información de la violencia contra las mujeres con discapacidad, todas ellas con datos de 2021, sin embargo, se evidencia que es insuficiente la información que se está presentando, dada la magnitud de la problemática.

Es necesario concientizar a la sociedad de la violencia que las mujeres padecen en sus hogares, en el transporte público, en los espacios laborales, deportivos, entre muchos otros.

Esta problemática tiene una raíz aún más profunda que tiene que ver con el respeto a la dignidad humana; toda vez que todo aquel o aquella (ya que incluso las propias mujeres) que ejercen violencia contra otras mujeres, parten del desprecio del valor fundamental de la falta de respeto a la dignidad no sólo de la mujer, sino de toda persona.

Las campañas para eliminar la violencia contra las mujeres debieran formar o contribuir a la cultura de todos para respetar la dignidad de todas las personas, en todas las circunstancias, no sólo las mujeres privadas de su libertad, las adultas mayores, o las mujeres con discapacidad, sino todas.

A pesar de las condiciones que muchas mujeres padecen todos los días, las cifras de dolor, las historias condenables, nos golpean cada día evidenciando que la cultura social no ha cambiado.

Además de la deuda histórica que los hombres tenemos con las mujeres sobre el respeto a su persona, en los últimos años hemos advertido un deterioro en la percepción sobre los valores elementales de la convivencia humana.

La palabra, significado y vivencia del respeto se encuentra infravalorada en la cotidianidad. Las cifras a las que me he referido solo es, en sentido figurado, la punta del témpano de hielo. Toda vez que la violencia se presenta cuando el respeto se ha perdido absolutamente.

El respeto comienza con la propia persona que ofende y agrede a las demás. Toda vez que dicha persona no se respeta ni siquiera a ella misma, mucho menos va a respetar, ya no digamos a una mujer, sino ninguna de las demás personas.

Lamentablemente, llegamos tarde, muy tarde a una realidad que nos golpea todos los días, puesto que sin duda alguna es muy difícil enseñar el respeto a quienes no se lo enseñaron desde el hogar, y se encuentra fuertemente arraigado prácticamente desde la infancia.

Sin embargo, también es indispensable que exista instituciones que se capaciten cada vez mejor, para brindar un servicio eficiente que garantice el respeto a la dignidad de todas las personas.

Una vez más, si lamentablemente desde la cúspide de las instituciones se promociona un discurso de falta de respeto, y se ejerce violencia contra las demás personas, sin duda alguna que se replica lo que se enseña.

Se necesita liderazgos que enseñen el respeto entre la sociedad. Si, por el contrario, los liderazgos promueven la falta de respeto y la violencia, lo único que generar es que haya miembros de la sociedad que se identifiquen con dicho modelo de conducta e incluso lo pretendan emular, demostrando que ésa es lo ejemplar en la normalidad, en la cotidianidad de la vida. #NO HAY EXCUSA.

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