Las redes sociales son parte de la vida cotidiana de muchas personas, por lo que también son un foro para expresar las opiniones que tenemos sobre ciertos temas, tales como el feminismo, un movimiento que busca la igualdad de mujeres y hombres, pero que ellos descalifican haciendo comentarios con machismo y misoginia, dando paso la manosfera. 

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“Es un fenómeno básicamente de Internet, de redes sociales, y hace referencia a diferentes grupos (…) que tienen diferentes propósitos, pero en todo caso les une un discurso misógino, un discurso, del odio, también como de no aceptación de formas de ser hombres que no sean las que ellos pregonan”, refiere René López Pérez, responsable de Investigación en GENDES A.C.

Manosphere es un término inglés que apareció por primera vez en 2009, compuesto por las palabras inglesas man (hombre) y sphere (esfera). En el libro (Re)configurando el imaginario sobre la violencia sexual desde el antifeminismo, lo definen como el “conjunto de comunidades y grupos comunicativos digitales, que están masculinizados en su público y ocupan una heterogeneidad de interacciones y procesos comunicativos misóginos y antifeministas en la red».

Riesgos en la red

La manosfera se compone por expresiones de grupos de derecha conservadores que llevan su discurso a las redes sociales, y aunque no es un discurso novedoso, éste se expande debido al medio donde se comunica, utilizando foros en internet.

El pasado 8 de marzo de este año, en el Día Internacional de la Mujer, un hombre intentó avanzar con su motocicleta entre las manifestantes, con quienes tuvo un enfrentamiento luego de que ellas le solicitaron circular por otra zona; el video se hizo viral y él recibió el apoyo de muchos hombres que hacían comentarios en contra de las feministas.

Muchos hombres mostraban sus planeas para realizar el mismo acto en las marchas siguientes.Captura de pantalla en X

Además de desacreditar las razones que ellas daban para no haber pasado con su moto entre los contingentes, los partidarios del hombre mostraron sus argumentos contra el movimiento de las mujeres; es decir, expusieron su misoginia, uno de sus rasgos característicos. 

«Hay una no aceptación de que lo que plantean las mujeres sea realmente problema, más bien se ve como una situación que busca acabar con la imagen del hombre, el papel del hombre, la sociedad y una serie de discursos que tratan de justificar sus acciones de pues de odio de misoginia”, menciona el responsable de Investigación en GENDES A.C

López Pérez indica que en la manosfera convergen grupos muy diferentes, desde quienes vienen del catolicismo, quienes se dedican a la política, “artistas” que se dedican a dar consejos para ligar a las mujeres, o activistas por los derechos de los hombres; estos últimos consideran que deben recuperarlos porque los han perdido. Y, además, tampoco aprueban la diversidad sexual.

Reflexión 2.0

¿Cómo erradicar estas narrativas en línea? Las mujeres han hecho una serie de cambios, pero los hombres no: “Creo que para quienes estamos a favor del movimiento feminista, para volver de la igualdad de género, lo que lo que debemos aprender primero es esa necesidad de generar alianzas, independientemente de que hay una serie de posturas diferenciadas, dentro del movimiento feminista o el movimiento de mujeres”, señala René López.

También destaca la necesidad de usar un lenguaje más sencillo, ya que la mayoría de los hombres que se encuentran a favor del feminismo son en su mayoría especialistas que no han logrado establecer una conexión con la población más joven a través de sus discursos, siendo que ellos son los más enganchados en la manosfera.

Para construir masculinidades más sanas, se requiere de contar la información necesaria a la mano, pero la mayoría está dirigida sólo a las mujeres, como lo son las políticas públicas de igualdad de género, en donde se deja a los hombres afuera de ese espacio.

López Pérez subraya que pocas veces los hombres reflexionan sobre el género “y esa reflexión no es fácil que la podamos observar en los medios, en la política pública; aunque de manera creciente se empieza a hablar de estos temas, pero ciertamente, por ejemplo, el poder que tienen las redes sociales que manejan las posturas contrarias desde la manosfera pues tienen una capacidad de expansión mayor de ese mensaje”.

Por eso es importante que los medios de comunicación también difundan “esas otras posibilidades de ser hombre”.

¿Educación vs. Violencia?

El reporte Información sobre violencia contra las mujeres (Incidencia delictiva y llamadas de emergencia 9-1-1), que elabora el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, muestra que, durante ese tiempo, las presuntas víctimas de feminicidio a nivel nacional son 598.

“La fuente de la violencia normalmente somos los hombres y en el sentido es importante que los hombres podamos darnos cuenta del daño que hacemos, no sólo física, sino también emocionalmente, económicamente, sexualmente y bueno, de muchas otras maneras”, apunta el responsable de Investigación en GENDES A.C.

También detecta que “no hay una comprensión cabal de lo que implica la violencia de género, todavía no se ve como un problema estructural (…) y en muchos casos más bien se piensa que es un problema pues de que las mujeres quieran hablar de su pareja o de que las mujeres no saben cómo poner límites; o incluso hasta que las mujeres este son los que educan a los machos porque son las que educan a los hijos”.

Lo anterior lleva a una desinformación que no permite entender la magnitud de la violencia de género hacia las mujeres y personas de la diversidad sexual; tampoco hay claridad en la responsabilidad que tienen los hombres para erradicar esa violencia y la necesidad de hacer cambios individuales, siendo que hacen falta espacios para guiar en este proceso.

Ante ello, aunque la educación sería la respuesta obvia para hacer frente y erradicar esta violencia, debemos tomar en cuenta que quienes incluso maestros y maestras que imparten las clases se han formado en la cultura patriarcal y “no es que al pensar en contenidos diferentes este los libros de texto, por ejemplo, automáticamente van a dar un mensaje de igualdad a el alumnado; o sea, hay una serie de puntos ciegos”, porque no cuentan con esa conciencia de género, observa René.

«El género es algo muy complejo que tiene que ver historias personales, tiene que ver con visiones familiares, tiene que ver con historias de vida, entonces no es que tú lees un folleto y ya sabes que es la igualdad de género o que es la violencia de género y por lo tanto puedes enseñar a tu salud al alumnado lo que hay que hacer para lograr la igualdad de género”.

López Pérez se muestra de acuerdo en que educar sí es una parte importante para cambiar “el imaginario de lo que significa ser hombre y mujer, y las relaciones”, las cuales no sólo deberían de pensarse en hombre y mujer, ya que hay que tomar en cuenta a personas no binarias y de la diversidad, sobre todo porque no es un proceso sencillo ya que también se necesitan políticas públicas claras.

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