El proyecto en el que ha trabajado Morena en el gobierno desde hace seis años es incompatible con las democracias liberales de Occidente.

No hay manera de hacer compatibles el libre acceso al poder, Estado de derecho, libre mercado, derechos humanos y libertad de expresión, con el régimen morenista que se enraíza en México.

La elección de Héctor Díaz Polanco como presidente de Morena en su bastión electoral, la Ciudad de México, despeja dudas: el partido gobernante quiere romper con “el imperio” y entrar de lleno al “socialismo del siglo XXI”.

Para no interpretar, demos la palabra al nuevo líder de Morena en la capital del país:

“Transformar a México (es) integrarse a los cambios que están haciendo países latinoamericanos como Venezuela. Es una tarea importantísima. Digámoslo directo: la integración de México en la Revolución Bolivariana. Eso haría una gran diferencia. Necesitamos ampliar esa revolución”.

Pregunto: ¿habrá manera de entenderse con nuestro socio y vecino, Estados Unidos, si el partido gobernante en México lleva al país a un régimen como el expresado en el párrafo anterior?

Eso pensaba Díaz Polanco en 2017, podría decirse para conservar la tranquilidad. Pero no ha cambiado de opinión. Lo mismo que el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña.

Forma parte de una red de personajes, creada por el entonces presidente Hugo Chávez para contrarrestar “la propaganda del imperio que usa todas sus herramientas comunicativas para crear una imagen deformada” del chavismo.

Ante esa campaña del imperio, dijo Díaz Polanco, “Chávez respondió con una ofensiva comunicativa: se rodeó de un pequeño ejército de intelectuales que lo abrazan, pasando por (Ignacio) Ramonet, Atilio Borón en América Latina, corriente en la que yo he formado parte, que constantemente viajamos a Venezuela cuando hay reuniones, para atacar al gobierno, de lo que yo llamo la internacional liberal a las que van Vargas Llosa, Krauze, Castañeda”.

Ese es el partido que ganó las elecciones en México. Y ese es su nuevo dirigente en la capital.

¿Habrá manera de entenderse con el próximo secretario de Estado, Marco Rubio?

Desde luego que no. Ni con los demócratas en el Capitolio.

El gobierno de AMLO quiso navegar en dos aguas luego del grotesco fraude que dio por ganador a Nicolás Maduro en Venezuela sin enseñar las actas. Su silencio fue un respaldo a Maduro, lo que se interpretó como su aval al robo de las elecciones.

Díaz Polanco vuelve a despejar dudas de lo que piensa el partido que nos gobierna:

“El sistema de votación en Venezuela es prácticamente invulnerable. Una especie de caja que nadie puede meter a la caja nada que no sea correcto. Se parte de cero”.

“Venezuela es un país asediado, afectado por la barbaridad imperial. Estados Unidos se ha arrogado la facultad de decidir qué país va por el camino correcto y cuál va por el camino equivocado”.

“Estados Unidos intentó reducir a Venezuela a la edad de piedra. Para sorpresa de todos (después de los anaqueles vacíos), Venezuela se ha ido recuperando enormemente. Eso es casi un milagro”.

“La oposición no ha querido aceptar la naturaleza del fenómeno político de la existencia del chavismo y, en consecuencia, cuando vienen las elecciones reciben estas sorpresas…”.

“Debido al extraordinario sistema de organización política que ha construido el chavismo en Venezuela, esto es digno de estudio. Hay mucho que aprender de la experiencia venezolana”.

“La oposición tiene mucho que aprender si quiere ganarle una elección al chavismo. Tiene que hacerlo por los medios legales. Ha querido hacerlo por el método extraelectoral”.

“Lo hizo disfrazando su perspectiva insurreccional y sus propósitos de conquista del poder violentamente, disfrazándose de electoral”.

Sobre la coincidencia (que se esfumó) de los presidentes de México, Brasil y Colombia sobre las elecciones en Venezuela:

“Esto va a modificar la geopolítica latinoamericana, porque se crea un bloque contra la intención de usar a la OEA y los aliados políticos de Estados Unidos. La política es tiempo, dice López Obrador, y surgió la creación del bloque”. (El bloque se rompió cuando Lula y Petro exigieron a Maduro que presentara las actas que acreditaban su supuesto triunfo, y no lo hizo. Sólo AMLO permaneció en silencio).

¿Maduro?

“Es un dirigente muy interesante por su raíz sindicalista, sencillo, que se introyectó muy profundamente en el chavismo. Es una persona con experiencia, no es un improvisado. En deuda y devaluación, comparado con países europeos, está mejor situada Venezuela… Es un país que ha dado ejemplo mundial de elecciones limpias”.

Podríamos llenar páginas con lo que ha dicho y hecho el promotor del chavismo que asumió la dirigencia del partido gobernante en la capital de la República.

(Si alguien tiene curiosidad, puede ver las entrevistas de Díaz Polanco con Blanche Petrich luego de la muerte de Chávez, con la cadena Telesur, o en el programa Para leer en libertad, realizada el 8 de agosto del presente año).

Tres preguntas:

¿Ya vieron en qué manos estamos?

¿Quieren seguir en el autoengaño?

¿Cuál es el futuro de nuestra relación con Estados Unidos?

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