Mi historia y la urgencia de un abordaje Integral
Este vínculo personal con el cáncer de mama ha influido profundamente en mi perspectiva profesional como especialista en salud mental, donde he podido observar de cerca cómo el bienestar emocional es clave en el proceso de sanación.
El cáncer de mama no solo afecta el cuerpo, también golpea el espíritu y la mente. Enfrentar un diagnóstico como este trae consigo una avalancha de emociones: miedo, incertidumbre, ansiedad, y en muchos casos, depresión. Aquí es donde entra la necesidad de mirar a la salud de forma integral, entendiendo que no basta con tratar solo el cuerpo, sino que debemos acompañar a las pacientes también en su bienestar emocional y espiritual.
Los números
En México, el cáncer de mama sigue siendo la principal causa de muerte por tumores malignos en mujeres. Durante 2023, se registraron 8,034 muertes por esta enfermedad, lo que representa una tasa de 17.9 por cada 100 mil mujeres. Lo más preocupante es la disparidad entre estados. Sonora y Chihuahua presentan tasas de mortalidad altas, con 27.5 y 24 casos por cada 100 mil mujeres, respectivamente. En Chiapas y Campeche, en cambio, los números son considerablemente más bajos, con tasas de 10.27 y 9.9, respectivamente.
Aunque la detección temprana es clave para mejorar la tasa de supervivencia, la falta de acceso a los servicios de salud sigue siendo un obstáculo importante. En México, hay mil 281 mastógrafos, pero menos del 23% de ellos están destinados a la población sin seguridad social. En entidades como Ciudad de México y Nuevo León, el acceso a estos servicios es más amplio, mientras que en estados como Chiapas y Quintana Roo, los recursos son limitados.
Impacto psicológico
El impacto en la salud mental de las mujeres con cáncer de mama es considerable. Estudios recientes muestran que hasta el 32.8% de las pacientes experimentan depresión clínica, mientras que el 20% sufre de ansiedad y aproximadamente el 10% presenta síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT). Además, el insomnio es una comorbilidad frecuente, afectando a entre 30 y 60% de las pacientes con cáncer de mama, lo que agrava los síntomas de estrés y disminuye la calidad de vida.
Un enfoque integrativo: cuerpo, mente y espíritu
Es aquí donde la psiquiatría integrativa juega un papel crucial. No se trata solo de curar el cuerpo, sino de acompañar a la paciente en cada etapa del proceso, brindándole herramientas para cuidar su mente y su espíritu. El enfoque integrativo propone combinar tratamientos convencionales con terapias que promuevan el bienestar mental y emocional, como la meditación, el mindfulness, el acompañamiento psicológico y las redes de apoyo social.
Mente: La terapia cognitivo-conductual es una de las herramientas más eficaces para ayudar a las mujeres a manejar el miedo, la ansiedad y la depresión. La práctica de mindfulness puede reducir el estrés y mejorar la resiliencia emocional durante el tratamiento.
Cuerpo: Complementar la quimioterapia o la radioterapia con una dieta adecuada, uso de suplementos y adaptógenos (hongos, flores, raíces) y ejercicio moderado no solo mejora la condición física de la paciente, sino que también refuerza su capacidad para enfrentar el tratamiento.
Espíritu: La espiritualidad, ya sea a través de la religión, la meditación o el apoyo emocional, puede ser una fuente de consuelo y fortaleza. Muchas mujeres encuentran en la espiritualidad una manera de reconectar con ellas mismas y de encontrar un propósito más profundo durante el proceso de sanación.
Conclusión
El cáncer de mama nos recuerda que la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad. Las mujeres que enfrentan esta batalla necesitan ser apoyadas de manera integral, comprendiendo que el bienestar físico va de la mano con el espiritual y el emocional. Este mes pintado de rosa nos invita a reflexionar sobre la importancia de acompañar a las mujeres en cada etapa de su proceso y a luchar por un acceso equitativo a la detección y el tratamiento para todas.