La economía mexicana en el pasado sexenio tuvo el menor crecimiento económico de las últimas décadas, lo que está ocasionando diversos problemas económicos, sociales y de seguridad. Mientras que el gobierno de Zedillo, el cual inició con gravísima crisis, denominada el “error de diciembre”, terminó con un elevado crecimiento acumulado de 22.8 por ciento; lo contrario de lo sucedido en los pasados seis años, cuando hubo un incremento acumulado del PIB de solo 4 por ciento y el PIB per cápita, es decir por persona, es negativo en 2 por ciento en este periodo. Esto significa un deterioro para las personas, ya que se refleja en menor salud y bienestar, mala educación y menores empleos remunerados, así como una reducción en la esperanza de vida.

Relacionado con lo anterior destaca que la calificadora de deuda, Moody’s, redujo su perspectiva de la calificación de México a Negativa (aunque la mantuvo en el mismo nivel de Baa2). Esto significa que, de seguir las mismas condiciones actuales, la bajaría en un plazo menor a 2 años. De ser así, en ese momento la pondría en revisión negativa, para evaluar si la rebaja en un plazo de dos a tres meses. La calificadora destaca que realizó este cambio, a pesar de las fortalezas económicas que tiene el país, y los beneficios potenciales del nearshoring. Así mismo enfatiza el buen manejo macroeconómico y monetario de las décadas anteriores.

Entre las preocupaciones que motivaron el cambio en la perspectiva de la calificación está el debilitamiento de las instituciones y de las políticas que ponen en riesgo los resultados económicos y fiscales que ha tenido el país. Le preocupa la rigidez del gasto público, el incremento en el déficit del gobierno y los cambios constitucionales que debilitan el equilibrio del sistema judicial, perjudicando la fortaleza económica y fiscal del país. Otro tema que consideraron es el probable incremento en los pasivos de Pemex, lo que afectaría a las finanzas públicas. En suma, creo que están considerando que los cambios legales que se están llevando a cabo perjudicarán aún más el crecimiento de la economía mexicana y por ende de las finanzas públicas.

Hay que enfatizar que el mundo ha tenido un extraordinario desarrollo en el último siglo y concretamente en las pasadas cinco décadas, como nunca en la historia. Este auge demuestra de manera clara el camino que México podría seguir para lograr tener crecimiento económico, que consiste en liberar las fuerzas creativas del mercado.

Países que han seguido el esquema de apoyarse en el sistema de libertad de precios y apertura han tenido extraordinarios resultados, sin importar su tamaño, su idioma o la raza de sus habitantes. Por ejemplo, destaca el caso de la pequeña ciudad-estado de Singapur o el gigante de más de mil millones de habitantes de China. En ambos casos pasaron de niveles de gran pobreza a extraordinarios crecimientos y mejoría en el nivel de vida de sus poblaciones.

Al contrario, países que se apoyan en crecientes controles por parte de los gobiernos, falta de libertad y que rechazan la competencia y apoyan los monopolios públicos muestran importante deterioro y estancamiento de sus economías. En este caso destacan en Latinoamérica Cuba, Venezuela, durante varias décadas el caso de Argentina, así como varios países africanos.

El presupuesto dado a conocer recientemente por el gobierno supone un crecimiento para 2025 en un rango entre 2 y 3%, lo que no se alcanzará si se sigue el camino de mayores controles económicos, obstrucción a la competencia, inseguridad y restricciones a la inversión privada. En este caso habrá un deterioro adicional de la economía y por consiguiente de las finanzas públicas.

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