En noviembre de 1974, Kraftwerk puso al mundo en un road trip imaginario.
Todo comienza con el sonido de la puerta de un auto, el motor se enciende y unas voces robóticas nos sumergen dentro del sistema de autopistas de Alemania. “Autobahn” es un viaje musical de 22 minutos y 43 segundos, que musicaliza un viaje de Dusseldorf a Hamburgo y representa un parteaguas cultural y musical. Es una mirada hacia el futuro, donde los sintetizadores, las cajas de ritmos y las voces robotizadas adornan el espectro. Es aquí donde la semilla de la música electrónica comienza a esparcirse hacia todos los rincones del mundo.
El cuarto álbum de estudio de Kraftwerk, lanzado en noviembre de 1974, fue un rompimiento estético y musical, en el que se empieza a vislumbrar la visión futurista del Mensch-Maschine que explora esa eterna síntesis entre el hombre y la tecnología que lo rodea, una idea recurrente en toda la discografía de la banda, desde The Robots y Computer Love hasta Radioactivity.
Junto con una camada que la prensa anglosajona definió como Krautrock, al igual que sus contemporáneos como Can, Neu! o Tangerine Dream, Kraftwerk comenzó a construir un nuevo sonido que pudiera darle una nueva identidad a una generación devastada. Es una canción que ayudó a redefinir la cultura y la identidad de una generación alemana nacida después de la Segunda Guerra Mundial.
Tomando los experimentos sonoros de Karlheinz Stockhausen, Florian Schneider y Ralf Hütter buscaron llegar hacia nuevos horizontes, rompiendo con las estructuras de la música clásica europea tradicional o el rock anglosajón de Estados Unidos y el Reino Unido.
En la creación de “Autobahn”, además de Schneider y Hütter, la presencia del productor Conny Plank y del diseñador Emil Schult es fundamental. Con ayuda de Plank, la banda también concibió el estudio de grabación como una extensión creativa. Schult, quien colaboró en la letra de “Autoban”, fue quien ayudó a definir toda la iconografía de la banda, desde la portada del álbum, hasta las animaciones que han acompañado la música y se han vuelto elementos inseparables de la experiencia audiovisual de Kraftwerk.